Esencia Anacoreta
Te invito a adentrarte en este "cajón desastre" de pensamientos, reflexiones o, simplemente, divagaciones.
2019/07/28
La paradoja del microscopio
Wubba Lubba Dub Dub
¿Pero que hay tras el telón una vez que cae? ¿Qué queda tras esta carcasa que se resquebraja por momentos en la soledad del camerino? Soledad y vacío existencial es lo que tienes para compartir tras la función, y entonces, ¿Quién escuchará tus gritos de auxilio? ¿Quién se hará cargo de las ruinas que quedan tras la batalla que supone parecer feliz? Nadie, solo tú y tu dolor
2018/05/06
Microrrelato
Todo el mundo estaba espectante, habían esperado ese día desde hace mucho tiempo: por fin la crisálida iba a abrirse.
Cuando comenzó a resquebrajarse todos miraron dentro y para su sorpresa, vieron horrorizados que nada surgió de su interior. Frente a ellos solo quedo el cascarón, inmovil recordatorio de esa familiar sensación que les invadia cada mañana frente al espejo.
2018/04/22
Pensamientos de una noche cualquiera en un bar aleatorio.
Aquí, desde esta posición tengo una panorámica perfecta de todo lo que sucede en el local. Puedo ver como los machos danzan y se pavonean compitiendo por el favor de la hembra alfa, también veo el vacío insondable que se oculta tras la sonrisa seductora de esa chica que esta en la esquina pidiendo que alguien la rescate de su soledad, incluso creo que casi puedo sentir cómo se quiebra el alma de ese chaval al ser consciente de que se comporta como un payaso solo para sentir que durante ese breve instante alguien le presta atención. Y es que en este tipo de sitios la mezcla de dolor, alcohol, hormonas y soledad es tan evidente que casi la puedes saborear en cada bocanada de aire.
Sin embargo nada de todo eso va conmigo. Solo soy un mero observador que mira la vida pasar desde la barrera, seguro, sin que nada pueda hacerme daño.... Nada salvo yo mismo.
Esta soledad idílica que tanto me esfuerzo en mantener para que nadie pueda volver a hacerme daño se ha convertido en una celda de dorados barrotes, donde la amargura y el sufrimiento parecen mimetizarse igual que el azúcar en el café del desayuno, que no se puede ver pero se siente desde el primer sorbo. No paro de repetirme que no merece la pena salir al mundo mientras no me sienta bien, porque, para qué, si nunca voy a encontrar algo que de verdad merezca romper estos grilletes. Además, desde dentro soy capaz de fingir una vida normal, el riesgo a sentir el dolor en toda su intensidad no merece la pena.
Es el miedo del actor a dejar de interpretar su papel que le define y valida, ese en el que aceptó encasillarse con una mezcla de pena y resignación.
¿Permitirme sentir sería un pecado tan grave? ¿Qué es lo que realmente temo, la tristeza o la felicidad? De hecho, ¿En qué se convierte un poeta maldito cuando pierde ese sufrimiento que le moldea y define? Idializo el pasado para evitar que el presente le pueda hacer sombra, y así preservar ese pedestal de falsa virtud donde coloqué esos recuerdos que usé para construir esta prisión que protege de exponerme a la cruda realidad. Mientras, mi ego me susurra como las cunetas están llenas de bohemios mejores que yo, asesinados a manos de su propia arrogancia que les llevo a exponerse sin tapujos ante este mundo inmisericorde que jamás podrán atisbar un ápice de esta sensibilidad que nos define.
2017/09/08
Respeto
La relación entre sensibilidad y adicción, he comprobado que es directamente proporcional. Cuanto más nos afecta el devenir de la vida, mayor es la necesidad de evadirse del dolor que nos produce.
Tengo tendencia a rodearme de personas con esta misma tendencia. Personas que aman a la turba pero aborrecen lo facil que pervierten su pureza ante la promesa de un poco de calor. Y es que me atraen tanto como me producen rechazo porque me ponen de manifiesto mis propias carencias.
Yo también fui veleta, tambien prostituí mi esencia a cambio de un gesto. Yo traicioné todo a lo que aspiraba por la promesa de no sentirme solo durante un rato.
Pero nunca más. No volveré a vender mi alma por dos duros de mierda, voy a quererme como merezco. Porque si no lo hago, pierdo la opción a exigir respeto, ya que ¿sí yo lo hago no estoy invitando al resto a no hacerlo?
Nunca más volveré a caer en esa trampa, nunca me convertiré de nuevo en un contorsionista emocional para ser aceptado. Mejor solo siendo fiel a mi mismo que acompañado y traicionando mi alma.