2016/06/26

Reflexiones amorosas de un domingo cualquiera

El olor a muerto que viene de mi armario es tan fuerte que tapa todos lo demás. Trato de ignorarlo, actuar como si no pasara nada, engañándome... igual que te engaño a ti con abrazos ausentes y caricias vacías. Ambos sabemos que lo que cubre mi cuerpo son heridas aún sin cicatrizar.

Y es que yo siempre me he he sentido orgulloso en cierta medida de cada decisión, independientemente de si era acertada o no, pues forman parte de lo que soy. A pesar de todo, será porque me fallan las fuerzas o porque no estoy para volver a inmolarme pero, he de reconocer la realidad de que no estoy preparado para hacer lo que querría. Sigo teniendo a la espalda una mochila cargada con piedras de miedo e inseguridad que yo mismo he llenado. Y, lo más importante de todo, porque yo no soy la persona que quiero ser cuando me embarque en esa maravillosa aventura. 

Solo deseo una cosa... Cuando te conozca, conocerme. Pues solo así podre ofrecer lo que tengo y aceptar lo que me den, porque solo buscándome a mi podré hallarte.